Con mucho (demasiado) tiempo de diferencia, publico una nueva entrada del cadáver exquisito que estaba escribiendo en colaboracíon con el blog Remolinos
El reguero negro que se deslizaba hasta el suelo se detuvo finalmente cuando un paño se deslizó por la hoja. La mano que lo sujetaba era la mía, pero en ese momento no me lo pareciese. El trabajo había sido sencillo, el burgués permanecía inconsciente en el suelo, pero su cabeza estaba en otro lugar, en otra persona. Seguir leyendo «En costas extrañas 6»