La Sombra (gótica) del Rey Demonio: Armas de Fuego

Siguiendo con la versión gótica de la Sombra del Rey Demonio, en esta ocasión le tocan a las armas de fuego. Cómo con las anteriores, este es una obra en curso, sujeta a posibles revisiones.


Armas de fuego

En Rûl el uso de armas de fuego es un hecho relativamente reciente. La necesidad de disponer de armas potentes y que requiriesen poco entrenamiento para su uso, impulsó el estudio de nuevas tecnologías.

Desde la invención de la pólvora, era inevitable que los estudiosos imperiales pensasen de inmediato en cómo responder a las necesidades del ejercito, por lo que trabajaron sin descanso hasta conseguir una aplicación práctica, las armas de fuego.

Estos primeros modelos eran muy primitivos, se cargaban por la boca del cañón el propelente y el proyectil y se empujaban con una varilla metálica. Para disparar se acercaba una mecha encendida a la cazoleta del arma (un orificio practicado en la parte posterior del cañón), para prender la pólvora y provocar la ignición.

Este sistema fue reemplazado al cabo de varios años por la llave de mecha. Este diseño eliminaba la necesidad de acercar manualmente una mecha encendida a la cazoleta del arma, facilitando el tener ambas manos libres para sostener el arma al momento de disparar y, lo más importante, mantener la vista sobre el blanco.

Esta llave consistía en una pequeña palanca curva llamada serpentina, al final de la cual se sostiene una mecha lenta encendida. Cuando se aprieta una palanca (o un gatillo en modelos posteriores) que sobresalía de la parte inferior del arma y estaba conectada a la serpentina, la tenaza caía y bajaba la mecha en la cazoleta, encendiendo la pólvora fina. La llamarada de ésta enciende el propelente en el cañón y se produce el disparo.

El inconveniente de este sistema era que si el propelente o la pólvora fina de ignición se humedecía, la probabilidad de realizar un disparo se reducía significativamente. Además, el tirador debía tener cuidado de para evitar que se apague la mecha, por lo que es habitual que ambos extremos se mantengan encendidos.

Para solucionar estos dos problemas, se desarrollaron dos sistemas a lo largo de los años. El primero en conseguirse fueron las municiones en forma de cartuchos. Este consiste en una cantidad medida de pólvora y un proyectil, envueltos en un tubo de papel, con sus extremos atados. Los cartuchos se almacenan en una caja de madera recubierta de cuero para protegerla de los elementos. Para usarlas, se rompe el papel, se deja caer la pólvora por el cañón y, a continuación, el papel y la bala se aprisionan sobre la pólvora.

Posteriormente apareció la solución al sistema de encendido, la llave de chispa. Esta emplea un fragmento de pedernal que se sostiene entre un conjunto de mandíbulas en el extremo de un martillo corto. Este martillo es tirado hacia atrás para colocarlo en la posición de «armado». Cuando se oprime el gatillo, el martillo accionado por muelle se mueve hacia delante, haciendo que el pedernal golpee una pieza de acero. Al chocar, se crea una chispa, que cae en la cacerola y enciende la pólvora, que provoca la detonación.

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Este sistema ha dejado obsoletos al de la llave de mecha, aunque la inestabilidad del imperio ha provocado que las armas con llave de mecha tengan poca difusión.

Aunque la tecnología es conocida, hay pocos talleres o artesanos que la trabajen, por lo que son escasas y su precio más elevado (su disponibilidad es E, y su coste es 1,5 veces la de un arma de mecha, aunque estas últimas pasan a tener una disponibilidad de R).

La munición es de cartuchos, y se emplea para ambos tipos de armas.

La Sombra (gótica) del Rey Demonio: Vestimenta

La moda o cómo visten los personajes ayudan a la hora de introducir una ambientación. Al igual que con las anteriores, está centrada en el Imperio.


Vestimenta

En el mundo de Rûl toda la vestimenta se cose a mano. A pesar de los numerosos avances no hay máquinas de coser, por lo que pocas piezas de ropa se venden ya cosidas.

Los trabajadores, tanto de la ciudad cómo del campo, prefieren ropas útiles y dejan la moda a un lado. La burguesía, a medida que crece económicamente, busca mantenerse a la moda que marcan los modistas y la nobleza, aunque en ocasiones tienen que conformarse con comprar vestimentas de segunda mano de temporadas anteriores.

Los hombres pudientes visten con un abrigo, chalecos bordados, calzones y zapatos o botas de cuero. Los colores suelen ser oscuros, aunque para ocasiones importantes se emplean otros mucho más vivos. El pelo se deja largo, atándose en una coleta o moño en la parte posterior de la cabeza. El sombrero es obligatorio, ya sea bicornio o tricornio.

Las mujeres visten con vestidos encorsetados, con enaguas con mayor elaboración y decoración para los eventos formales. En determinados ambientes, cercanos a la iglesia, la ropa es de corte más formal, con menos ornamentación. Al igual que con los hombres, los zapatos o las botas son de cuero. Recientemente ha comenzado a ganar terreno un estilo de combinación de falda y blusa, que algunas mujeres llevan hasta el extremo de usar ropas más propias de hombres, cómo pantalones y camisas.

Las clases trabajadores son otro mundo, los hombres visten un pantalón y una camisa sencilla, complementada con una chaqueta. Las mujeres usan vestidos de una pieza o una combinación de falda y blusa. En todos los casos, son tejidos de algodón, y si están teñidos, es de colores oscuros. En los lugares donde el clima es frio, portan capas o abrigos de lana. Para la cabeza usan boinas o gorras simples.

Los accesorios más populares entre los hombres son los bastones, relojes de bolsillo, monóculos, y joyas que denoten su estatus; entre las mujeres son abanicos, velas, y joyas con gemas talladas o perlas.

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La Sombra (gótica) del Rey Demonio: Sociedad

Sigo con la actualización del Rey Demonio a la época similar a la Regencia, una era pre-industrial y antecesora de la Era Victoriana. En esta entrada amplío la sección sobre la organización de la sociedad.


Sociedad

La sociedad en Rûl está muy estratificada, con un enorme abismo entre las clases superiores y las menos afortunadas. Los palacios de los nobles son arcas de belleza y esplendor, en cambio en los barrios bajos abunda la miseria, el juego, y el crimen.

Nobleza

A lo largo del Imperio, la aristocracia forma la clase superior de la sociedad. Aunque puede que haya miles de personas que pueden proclamar pertenecer a una familia noble, sólo unos pocos tienen el poder y la riqueza para respaldar sus palabras.

La mayoría de los nobles son terratenientes, con grandes propiedades agrícolas y ganaderas, aunque algunos han invertido en la industria o el comercio. Muchos reciben privilegios cómo exenciones de impuestos o derechos feudales. Aquellos que no tienen una posición privilegiada suelen ocupar cargos en la administración, el ejercito o el clero. Formar parte de la nobleza es muy complicado, y aunque están dispuestos a hacer negocios con la burguesía, no están tan dispuestos a compartir sus privilegios con los demás. No obstante la compraventa de títulos es una circunstancia no tan extraña, ya sea desde la casa del emperador o desde los nobles con poderes feudales.

Con todo un ejército de criados y sirvientes a su servicio, los más ricos viven una existencia de lujos y excesos, que con la influencia del Rey Demonio se ha convertido en decadencia.

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Burguesía

El siguiente estrato de la sociedad es la burguesía, compuesta por propietarios,  profesionales, artesanos reputados, mercaderes, terratenientes, y burócratas. La expansión del comercio, y el crecimiento industrial enriqueció a muchos en el imperio y las Nueve Ciudades.

Con su nueva riqueza, la burguesía comenzó a reclamar compartir los privilegios de la aristocracia. Muchos lo hacen adquiriendo un título nobiliario, pero a quienes se lo niegan, o ni lo intentan, emplean su dinero para vivir con gran lujo, en grandes mansiones y organizando fiestas extravagantes. Y con esos faustos es más fácil impresionar e influenciar a personas importantes.

La desintegración del imperio ha paralizado el comercio y a gran parte de la industria, provocando enormes pérdidas a los influyentes burgueses.

Clases bajas

La mayoría de la población la compone este estrato, formado tanto por los habitantes de las ciudades: tenderos, artesanos, operarios, aprendices, y sirvientes. Muchos artesanos alcanzaron gran fama, permitiéndoles prosperar y ascender a la burguesía. La mayoría de los artesanos están organizados en gremios, asentados en distritos concretos de las ciudades, o en el caso de las más pequeñas, en una sola calle.

Aquellos que carecen de un negocio propio o de habilidades con las que labrarse un oficio forman una masa de población abocada al crimen o la mendicidad. En algunas ciudades, cómo en Caecras, era tal su número que en ocasiones la guardia organiza redadas para encerrarlos en cárceles o manicomios. Pero sólo los más infortunados no consiguen abandonarlas, pues los criminales pueden permitirse un soborno para librarse si son atrapados por casualidad.

En el campo, los campesinos no tienen una vida fácil, sirviendo a su señor al que deben pagar tributo de manera regular. La mayoría de las villas intentan ser autosuficientes, limitándose el comercio a las poblaciones cercanas o con mercaderes ambulantes. Esto conduce además que sean comunidades muy cerradas, llegando en no pocas ocasiones a la endogamia.

Trabajando de sol a sol, viviendo en casuchas de barro y madera, es normal que muchos emigren a la ciudad en busca de una oportunidad, aunque la mayoría acabarán en arrabales y chabolas, no muy diferentes de donde partieron. La desintegración del imperio y la influencia del Rey Demonio ha empujado a muchos a la carretera o a una vida de crimen.

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La Sombra (gótica) del Rey Demonio

La Sombra del Rey Demonio, recientemente editado por Summum Creator, nos lleva a un nuevo mundo de fantasía, amenazado por una entidad interdimensional, y que lo está abocando lentamente al caos. El entorno de juego se podría decir que es medieval o renacentista, con diversas innovaciones que lo acercan a periodos históricos reales. No obstante, la tecnología, al igual que el mundo no está muy definida, dando mucho margen a los directores de juego. Yo, en mi caso, he querido «adelantar» aún mas la civilización, llevándolo a un nivel preindustrial, con tintes más góticos (con referencias cómo Masque of the Red Death, Iron Kingdoms, Innistrad, La estación de la calle Perdido, Solomon Kane, El pacto de los lobos o Bloodborne)

Mi idea es no modificar mucho el manual a nivel de reglas, ya que creo que es innecesario. En general mi idea es que los cambios sean principalmente estéticos. En esta entrada comenzaré con el de tecnología, que creo que ayuda a definir el resto. A medida que vaya avanzando con la «actualización», publicaré más entradas.

El siguiente texto sustituye al apartado de Ciencia y Tecnología (página 150) del manual básico.


Ciencia y Tecnología

A lo largo de la historia, la humanidad ha realizado grandes progresos en ciencia y tecnología, como el descubrimiento de la pólvora, los mecanismos engranados y las tecnologías de vapor.

Las grandes metrópolis imperiales y las Nueve Ciudades son los focos de la civilización, pero a medida que uno se aleja de las urbes, el territorio se vuelve más primitivo, menos avanzado tecnológicamente, cómo si retrocedieras en el tiempo.

Las grandes ciudades se iluminan con gas de alumbrado. Este gas procede de la destilación de la hulla, y se almacena en grandes edificios de ladrillo (en ocasiones se destila en sus sótanos). En la capital imperial, Caeras, varias calles importantes y palacios estaban iluminados con lámparas mágicas creadas en la La Torre Arcana, aunque desde la desintegración política del imperio, se desconoce si aún siguen existiendo.

Gasometros

Gasómetros de Caeras

Los pueblos y villas tienen que conformarse con antorchas, si es que se molestan en iluminar los espacios públicos.

Si bien aún caras y exóticas, las pistolas y los rifles son cada vez más comunes. No obstante, les queda mucho camino por andar antes de que consigan desplazar a armas más tradicionales cómo los arcos y las ballestas, abundantes en las regiones rurales, y que no son tan dependientes del comercio, muy paralizado desde la caída del imperio.

El transporte depende aún de la tracción animal, caballos y carretas son la estampa habitual. En las metrópolis hay transportes colectivos, omnibuses y carruajes tirados por caballos. Por mar la vela es la tónica, aunque hay galeras y galeazas para trayectos costeros. En las grandes Nueve Ciudades del este, naves voladoras (globos y dirigibles) empiezan a poblar los cielos.

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Uno de los más grandes avances es el descubrimiento de la tecnología del vapor, que aún está en sus inicios. Gigantescos motores alimentaban las fábricas y fundiciones imperiales, así cómo la gran imprenta de Caeras, que producía libros y panfletos en serie, pero se desconoce que habrá sido de ellos. En estos grandes centros de producción, los autómatas de engranajes trabajan junto a los obreros en tareas de fabricación y construcción. Las Nueve Ciudades no tienen aún grandes fábricas, pero se espera que se erijan más cada año, sobre todo si siguen llegando trabajadores cualificados huyendo del caos en el imperio.

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